martes, 10 de diciembre de 2013

NOCHE DE DOLOR EN CÓRDOBA

El día martes 3 y miércoles 4 de Diciembre de este año, hace apenas unos pocos días, la ciudad de Córdoba ha vivido el horror de haber quedado sin ninguna protección en un contexto de atracos organizados, contra locales comerciales, que terminaron con el temor generalizado, fruto de la “retirada” que realizó la policía provincial de sus funciones otorgadas por la sociedad para su protección.
Una policía provincial cuestionada por su vinculación en los altos mandos con el narcotráfico, decidió auto acuartelarse por una reivindicación salarial. Esta situación posibilitó que la sociedad se quedara en manos de grupos que realizaron desmanes y atracos por toda la ciudad, haciendo imperar el miedo y la preocupación en todos los barrios de la capital.
En mi más íntima impresión, creo que esta situación fue organizada por la misma policía, a través de una estructura corrupta, en donde mantienen en activo bandas a las que hacen robar (según lo denunciado por los organizadores de la “marcha de la gorra”), además de sus vínculos con las bandas narcos que se han adueñado de nuestra ciudad.
Pero la cuestión que me tiene desvelado en estos días es de dónde surge esta “mano de obra” para este día horroroso que hemos tenido que vivir. ¿Qué hace que a una simple convocatoria por redes sociales y grupos de mensajes de celular movilice esa cantidad de jóvenes para llenar la ciudad de vándalos?
Nos han enseñado que en esta posmodernidad globalizada y capitalista, conceptos desarrollados por la historia del pensamiento han dejado de tener vigencia. De golpe y por decreto del Consenso de Washington los oprimidos han sido incorporados al capitalismo y ya no sufren más. Es por ello que la lucha de clases, en donde los opresores, sin misericordia, estrujan la plusvalía de los que sufren la opresión y estos intentan luchar por su dignidad, son conceptos arcaicos que sólo viven en mentes enfermas que no ven las bondades del progreso ilimitado y lo lindo que se vive en sociedades en donde la “libertad para algunos” es el modelo ha seguir.
Pero la vida nos enseña que no es así. Del mismo modo que la lucha de los oprimidos sigue vigente, también es actual la realidad del lumpen proletariado, que ya Marx a mediados del siglo XIX caracterizaba como “desclazados” y que podemos llamar junto al papa Francisco como los “descartables”; aquellos que el sistema ha expulsado sin ningún tipo de compasión, que viven el dolor de la marginalidad y a los cuales nuestras sociedades de la opulencia mantienen ocultas y que se visibilizan en ocasión de este tipo de sucesos en donde políticos corruptos y los poderes económicos les dan “vía libre” en algunas oportunidades para hacernos entender que sólo ellos pueden tenerlos “controlados”.
Y esta democracia nuestra, que con tanto dolor y sufrimiento alcanzó nuestra sociedad, no ha sabido, en 30 años, dar respuesta de dignidad a aquellos que sufren. Porque el problema central es que amplios sectores de nuestra sociedad sufre. Sufre el desamparo de un sistema que no ha dado educación, trabajo, contención, sino que son utilizados en su dolor, para tenerlos como estructura clientelar de una política deshumanizada o mano de obra y fuerza de choque en sus luchas intestinas por más poder, a veces dentro de los partidos políticos y otras en los enfrentamientos entre poder económico y poder político.
La desgracia neoliberal que nuestra Patria vivió durante 10 años, ha dejado fuera de la sociedad a un sector completo de nuestros hermanos, que no pueden alcanzar niveles mínimos de dignidad, con una destrucción sistemática de la cultura del trabajo (elemento fundante de la dignidad humana) y que hoy vemos en los hijos del hambre y la marginalidad. No existe, para grandes grupos sociales, la expectativa de crecimiento social, pero son visibilizados con cara de “peligrosos”, cuando no son más que el fruto natural de nuestras propias decisiones políticas, que como sociedad hemos avalado e irresponsablemente nunca supimos modificar.
¿Esto agota el análisis? Sin ninguna duda, no. Sobre todo cuando los sucesos son tan recientes. Seguramente en los próximos días seguiremos considerando a los sucesos tan terribles que hemos vivido. Sólo espero que no tengamos que tratar sobre nuevos hechos de este tipo, como amenazan los responsables de lo sucedido.

JORGE GERBALDO

10/12/2013

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